Siniestras [Libre]

La mañana pasaba muy rápido, y me estaba aburriendo. Ese día había sido un día pero que aburrido. No podía creer que no tuviéramos ninguna estúpida redada ese día, y comenzaba a planear alguna excusa para irme del trabao a casar algunos lobos... ¿La luna llena se acercaba? No estaba segura... Giré en la silla, y luego me detuve frente a un montón de papeles, memorandums y periódicos viejos.

Resoplé al tomar una hoja y leerla, era solamente una nota, garabateada con faltas de ortografía, y uno que otro manchón de tinta. Lo aventé al suelo y luego lo levanté con la varita. Un día, sin duda aburrido... aburrido... Tal vez saliera a comprar algo... O quizá fuera con Jason a molestarle, un ministro tan joven... necesitaría buena compañía.

Los dias en el ministerio me iban pasando como si fuesen un tren, me pasaban por encima. agobiantes dolorosos y demasiado largos. esa Mañana llega temprano, revise unos papeles antes que el ministro llegara, ya me habia resignado a convivir con él, aunque de una manera u otra, tras su sarcastica e ironica forma de tratarme yo estaba queriéndole, justo como antes. llego y como siempre tomamos el desayuno, este era el dia despues de ya un mes trabajando que no sabia si lo del desayuno era solo por fastidiarme, regresamos del desayuno y me sente en mi mostrador. revise algunos papeles, y vi unos memos nuevos para la sala de los aurores, lo lei rapidamente
"Si sigue la negligencia en su trabajo, voy a encargarme de ustedes yo mismo, Quiero la abominacion que escapo con su cabeza en un Asta. "

Solte aire despacio, este tipo de memos no se los pasaba a Harry, sino a los que habia identificado como buenos colaboradores. Puse el sello y el garabato que asumia como firma, lo puse en un sobre y en la bandeja de plata. camine por el pasillo y baje en el ascensor hasta la sala de aurores, revise los escritorios a ver a quien le entregaria el memo. y la vi, la Sta. Petrova. tenia un aire odioso y estaba interesada en Jason, lo que me molestaba aun mas de su personalidad, camine hasta ella y le puse la bandeja sobre el escritorio. con tono serio e ironico acompañado d euna sonrisa sarcastica le salude

Buenos dias.

Y pensando en buena compañía, apareció la joven que precisamente Jason Strauss no necesitaba. Inmediatamente me di la vuelta e la silla giratoria, y acerqué mi varita a mi cuerpo, casi abrazándola. Le sonreí con la sonrisa de siempre, hipócrita a más no poder, y malintencionada.

— Buenos días, señorita Weasley. ¿Cómo ha estado su día? — obviamente me refería al desayuno que compartían, los chismes corrían, en especial los relacionados con el Ministerio. Y yo de ellos, estaba muy bien informada. Sin esperar respuesta, tomé el sobre que había puesto sobre la mesa — ¿Una carta? ¿Del ministro? — pregunté con cara inocente y maliciosa, mientras tomaba la carta contra mi pecho.

Dominique Weasley era una chica de esas responsables y niñatas buenas, la clase de niña que parece ser perfecta. Sin embargo, yo me divertía con ella, siempre que la veía le hacía algún comentario irónico, y malintencionado, ella no estaría feliz en el Ministerio mientras yo estuviera ahí. Tenía que divertirme de algún modo, ¿no es así?

Korla Petrova. tener que pasear por la sala de aurores con aquella mujer respirando ya era una molestia para Dominique, y ahora tener que entregarle una carta eso era aun mas deprimente. aquella Joven Aurora estaba interesada en el ministro Strauss, lo que le fomentaba un desprecio personal hacia la pequeña Weasley. y aun mas la personalidad que expresaba pues eran mas distintas que la misma agua y el aceite. Dominique la vio girar sobre su silla y sonreir, amabas llevaban aquel trato hipocrita que pasaba a ser muy notorio.

Perfecto.

Fue lo unico que articulo en un tono gentil y dulce, solo al estilo que ella podia decirlo. eso era bastante irritante para la Sta Petrova, pues no le simaptizaba. aunque siempre tenia un contrataque. una sarta de ironia y comentarios sarcasticos que solian dejar el inexistente mal humor de Dominique por los cielos. y alli esaba su contrataque. Sintio la sangre hervirle por dentro de las arterias. sonrio a medias y casi como sino le importara le respondio en un tono angelical

Korla, no te emociones. no es una carta de amor, es un memorando el ministro esta furioso.

Termino la frase sonriendo.

Sonreí primero ante su semblante tranquilo, pero después solté una sonora carcajada. Vale, vale, estaba bien, por supuesto. Jugué con el papel, y luego la miré con los ojos de inocencia más convincentes que tenía, y vaya que algunos se la creían, en cambio Dominique, suponía que no.

— Por supuesto que no viene a verme, porque hemos pactado no vernos en horas de trabajo, esta oficina está llena de chimosos— le dije con una pizca de ponzoña. Luego me puse de pie, y caminé hacia un estante, donde había pergaminos agrupados. Busqué uno y lo desenrrollé —Ya ves que la gente dice lo que sea con tal de llamar la atención, luego todo sale en Corazón de Bruja— encontré el pergamino que buscaba, sellado y firmado por Harry Potter. Me acerqué a ella, y casi le lancé el pergamino, pero al final lo retuve en mi mano.

Le lancé una mirada altanera y orgullosa. Ella a mi no me hacía nada.

— Aquí está, Harry Potter lamenta la tardanza. Estaba resolviendo los problemas que surgen de imprevisto. Ya ves, lo urgente le gana a lo importante— me quedé ahí, inmovil esperando que ella cogiera el pergamino, con una sonrisa de maliciosa inocencia, y unos ojos adorables.