Pensamientos Indescriptibles {Libre}

Salir de Grimmauld Place en un ataque de pánico había sido preocupante. No demasiado, para él, pero sí para su esposa. Recordaba si rostro, estaba temerosa, y sin embargo no había perdido la compostura. Aquello fue más de lo que podía soportar, había salido rápidamente de Grimmauld Place con Ginny siguiéndole los talones, y se había desaparecido en la entrada cuando ella estaba fuera de su alcance. Había llegado a Hogsmeade de esa forma. Las afueras estaban solitarias, cubiertas de nieve; inmediatamente hubo llegado el dolor de cabeza había terminado. Respiró aliviado, por fin había cesado.

Caminó hacia una enorme roca, se recargó en ella, y al levantar la vista, divisó las torresillas de Hogwarts. La sola mirada del castillo le tranquilizó, el recordar que sus hijos estaban ahí, y estaban a salvo, le hacía sentir mucho más... seguro.

Luego de caminar, sin rumbo aparente, y de saludar a unas cuantas personas, se adentró en "Las Tres Escobas". Se acercó a una mesa, y se quedó ahí sin pedir nada. Ya llegaría una de las meseras que habían contratado, y no se equivocaba. Inmediatamente llegó una muchacha, pecosa y muy bonita a ofrecerle algo.

— Señor Potter, es un placer tenerlo de vuelta por aquí. ¿Qué tiene pensado tomar? — dijo la chica amablemente.

— Traeme un wisky de fuego, por favor — fue lo que pidió, y se quedó callado. La muchacha hizo una leve reverencia y luego se fue.

Harry apoyó su cabeza en las manos, pensativo. Ese dolor de cabeza, le estaba costado algo de cordura. Era algo que tenía que solucionar, y pronto. Pero nadie le había sabido dar una respuesta, y las habladurías comenzaban entre sus compañeros de trabajo. Era algo que no estaba preparado para retomar, las habladurías, los engaños, los chismes y rumores. Estaba cansado de ello. Y más ahora que tenía hijos, hijos que podrían hacer preguntas, no estaba seguro si soportaría que Lily o Albus le hicieran preguntas incómodas. No, no quería pensar en ello.

Los pasos, seguidos inmediatamente de una voz tan familiar, le hicieron dar un respingo. Aún le dolía la cabeza, y no sabía si estaba listo para la convivencia humana más de lo necesario, pero decidió esforzarse, o más bien tenía que hacerlo porque no le quedaba de otra.

— Paseando — respondió más escuetamente de lo que debería, aunque inmediatamente se aclaró la garganta, y trató de poner buena cara — Paseando, y me imagino que un Prefecto de Ravenclaw tan responsable, como tú, ha venido solamente con propósitos escolares — intentó mirar severamente a su sobrino, pero al final, una sonrisa asomó a su rostro.

— SU wisky de fuego, señor — dijo la muchacha colocando la botella y un vaso frente a él, le sonrió a Louis y luego a Harry, quien le agradeció con un gesto. Luego se fue.

— ¿Qué noticias traes de Hogwarts? — Harry era paranoico, y mucho más ahora, y no le vendría mal saber un poco sobre sus hijos, y sus seres queridos.

En cuanto Harry Potter escuchó nombrar a Jason Strauss de la boca de su sobrino el vello de la nuca se le erizó. En lo que a él concernía, sí, tenía mucho que ver con el desgraciado de Jason Strauss. Esas personas estaban siendo precavidas, pero muy cobardes; Harry sinrió como una ira invadía su cuerpo, incluso hizo una mueca sin él percatarse, frunció las cejas.

— No es mi colega, Louis, es más bien un idiota con traje; es como si a un mono le dieras una varita, te aseguro que haría un mejor uso de ella — mientras hablaba se servía un poco de wisky en el vaso, cuando terminó de hablar se zampó todo el contenido de un trago. Se veía notablemente molesto — Espero que Bill & Fleur no piensen sacarte a tí también de Hogwarts. Sería una cosa muy... —reprimió la palabra "estúpida" y agregó —: no objetiva. Hogwarts es el lugar más seguro. Eso es obvio.

A Harry de pronto le dio un ataque de mal humor. Se sentía como un títere de Jason Strauss, últimamente éste lo mandaba a trabajos mundanos, y peor aún, falsas alarmas, mientras por debajo del velo él hacía lo que le placía. Y es que era un joven tan cabezota.

— No sé cómo le han dado un puesto tan alto a alguien tan imbecil. — luego miró a su sobrino con algo de culpa, no debería ser de esa forma con Louis, él no era más que un estudiante, uno excelente sin duda — Disculpa, Louis, no debería preocuparte con mis problemas cotidianos, mejor cuéntame algo tú. ¿No te preocupa que te descubra algún profesor?.

¿Cómo si aquello fuera posible? ¿A Harry cuándo le había importado?

La lógica le decía a Louis que su tío no se encontraba nada bien, no solo por la diatriba que lanzó tan pronto que su sobrino mencionara a Jason (aunque había que admitir que se refería a él con gracia de forma cómica, lo que le causaba cierta risa a Louis) aunque Louis debía admitir que el nuevo ministro no le caía demasiado bien, puesto que había tenido la oportunidad de conocerlo mientras este mantenía una relación con su hermana Dominique.

- Mis padres no desean en lo absoluto sacarme de Hogwarts, consideran que, con Mcgonagall como directora, es casi tan seguro como lo era en los tiempos de Dumbledore.

Tomó un nuevo sorbo de su cerveza de mantequilla, mientras observaba a los demás magos en el establecimiento. Luego de escuchar las palabras de Harry, observó con mayor atención, como esperando no detectar ninguna cara conocida. Se alivió al comprobar que posiblemente ningún profesor había tenido su misma idea de ir al pueblo.

- No te preocupes, tus problemas nos interesan a todos. Y, puede que me preocupe un poco ser descubierto, pero al fin y al cabo, a los ojos de los profesores soy casi un santo. Algo que por supuesto tu no aparentabas en tus años escolares.

El comentario de su sobrino político le había hecho gracia, tanto que soltó una breve carcajada. Se permitió dejar su amplia sonrisa mientras se servia otro vaso de wisky. Tal vez le hiciera efecto más rápido si lo bebía todo de una vez.

— ¿Cómo que no? Si los profesores me adoraban, sólo que les costaba trabajo aceptarlo— dio un enorme trago, pero no vació su vaso. Se preguntó ¿qué pensaría de él su sobrino? Harry Potter estaba claramente preocupado. — En fin, que bueno que no te quieran sacar de Hogwarts, tus padres son de las pocas personas sensatas que quedan; las que se dan cuenta que Minerva McGonagall no es solamente una gran bruja, sino una gran mujer. No hay lugar más seguro, reitero — afirmó con seguridad. Vació de un trago.

¡Maldición! Miró de reojo el lugar, y por el rabillo del ojo se percató de una figura. Primero creyó haberlo imaginado, pero el olor cambio, casi imperceptiblemente. Un leve tufo a podredumbre. Una figura que lucía familiar, la había visto antes, en infinidad de ocasiones. Le recordaba a Mundungus, con su aspecto desprolijo & ropa andrajosa. Frunció el entrecejo, y miró fijamente a su sobrino político.

— Si embargo, Louis, no es solamente de los profesores de quién hay que cuidarse — hizo el comentario con claras intenciones de que Louis se percatara del extraño. Nadie parecía notarlo, o por lo menos no le prestaban atención, quizá un leve respingo — Hay otra clase de magos, con otros intereses: ya sean oscuros o políticos, (aunque en últimas fechas éstos podría pasar por sinónimos) y uno de estar alerta — ahora estaba pensando si sería buena idea marcharse, o mejor quedarse. Quizá el mago harapiento lo estaba siguiendo, y esto representaría un problema para Louis — No es James quién me preocupa, él sabe cuidarse solo, es Lily & Albus. Cuídalos mientras estén en Hogwarts, como un primo sabe cuidarlos.

La conversación había empezado a cambiar de rumbo y mientras el joven Louis escuchaba las palabras de su tío, dio otro trago a su cerveza de mantequilla, terminandosela. Consideró seriamente pedir otra, pero decidió que lo mejor sería esperar un poco.

De hablar de profesores y travesuras escolares terminaron con una conversación sobre la magia oscura, y de repente Louis sintió que alguien los observaba. Harry se percató primero, y luego, Louis, intentando ser lo más disimulado posible sacó su varita y se puso a juguetear con ella, sin que nadie se diera cuenta (A excepción de Harry) de que había hechizado su botella para que le sirviera de espejo.

En esta se veía reflejado un mago andrajoso y completamente burdo, que no dejaba de mirarlos. Se dio cuenta entonces que no conocía al mago, pero su tío parecía que si.

- No te preocupes, cuidaré muy bien de Albus y Lily, aunque también vigilaré de cerca a James. Es tan propenso a meterse en problemas que prefiero estar cerca para ayudarlo. - Observó el whisky de fuego de Harry y preguntó, con un tono que pretendía parecer casual - ¿Por qué no damos un paseo por Hogsmeade?

Harry se relajó en su asiento, y cerró los ojos. Sin embargo, estaba escuchando... y olfateando. Aquel mago apestaba. Escuchó como una mesera le decía que tenía que salir del establecimiento, y como el otro se movía, por el crujido de su ropa podía suponer que bruscamente.

Abrió los ojos de súbito, y volteó a ver al mago, varita en mago, aunque solamente vio como el hombre andrajoso salia sin oponer resistencia. Harry se quedó sorprendido, mirando el espacio entre él y la puerta. Se levantó de inmediata, y miró a su sobrino.

— No... Será mejor que me aleje de aquí — algunos lo miraban con sorpresa y desconcierto. ¡Maldita paranoia! Dejó la cantidad de dinero exacta más propina en la mesa y salió a toda la velocidad que su dolor de cabeza repentino le permitía.

Eso se estaba saliendo de control.