Supercalifragilisticoespiralidoso {Libre}

Katherina aquel día había madrugado más de lo habitual para ir a terminar un trabajo a la biblioteca, pues todos los de la clase tenían que hacerlo y había decidido que lo mejor era ir cuanto antes. Por la mañana era cuando mejor se estaba, por que no había prácticamente nadie, lo que para Katherina se traducía en, todos los libros estaban libres. Después de pasarse una hora en la biblioteca, bajó a desayunar, le esperaba una larga y dura mañana y lo mejor era estar llena de energía, pues tenía que estar al 100 por 100 en todas las clases y con energías para lidiar con el mayor de los Potter.

Se sentó en la mesa de Gryffindor y comenzó a untar unas tostadas y miró hacía la mesa de Ravenclaw. En un principio, mientras leía en su casa en Londres sobre Hogwarts, se imaginaba entrando en Ravenclaw, la casa de los inteligentes, donde podías mantener una charla intelectual con cada uno de los integrantes y si preguntabas algo, recibirías mil respuestas, todas correctas. Pero resultó que acabó en Gryffindor. Y no es que no le gustara su casa, que le encantaba, solo que había veces en la que se exasperaba. Observó que una chica de ravenclaw cambiaba su cabello de rubio a pelirrojo, aunque parecía preocupada por que la hubieran visto; a Katherina los metamórfagos le parecían realmente interesantes y su cualidad, genial. Sin quererlo realmente, se quedó mirando a la chica mientras seguía untando la tostada con matequilla.

Las miradas de ambas chicas se cruzaron y el pelo de la Ravenclaw volvió a cambiar de color, esta vez se volvió negro azabache, lo que hizo que Katherina comenzara a dudar sobre el verdadero color de pelo de la muchacha, pues parecía que al verla observándola se había puesto nerviosa y su cabello había cambiado de improvisto. La Ravenclaw la saludó y sonrió y Katherina hizo lo mismo, después de dejar el cuchillo de la mantequilla sobre la mesa.

Katherine miró en rededor y vio que a penas quedaba gente en el gran comedor y ninguno de sus amigos estaban por allí, por lo que tras sopesarlo durante un rato, decidió ir a presentarse a la chica metamorfaga. Terminó de untar la tostada y se bebió el café de un trago; se colgó el bolso donde llevaba los libros del hombro y se levantó de su sitio, tostada en boca, para dirigirse a donde estaba la chica. Se saco la tostada de la boca y la mastico de camino a la mesa de Ravenclaw. Llegó justo para escucharla preguntarse a sí misma si lanzaba una moneda. - ¿Una moneda? ¿para qué? - preguntó Katherina con una sonrisa divertida en los labios. - Soy Katherina Evans, encantada. - dijo tendiéndole la mano contraria a la que sujetaba la tostada.

La observó enarcar la ceja, lo que provocó en Katherina una sonrisa divertida, aunque a la vez, se preguntó si había hecho bien en acercarse así sin más a aquella chica de Ravenclaw. Por suerte, la chica estrechó su mano y sonrió, en ese momento la castaña supo que había acertado. Cuando la ravenclaw le hizo hueco en el banco, aunque antes de que se moviera había espacio de sobra, Katherina se sentó, dejando su bolsa a su lado en el banco. El nombre de la chica le resultó algo extraño, pero teniendo en cuenta que a Hogwarts acudían magos de todas partes no se le antojó tan raro, eso sí, estaba segura de que no se le olvidaría. -Cierto, pero no es la mejor manera, ya que lo dejas todo completamente al azar. - contestó sin ánimo de lucro, simplemente como un comentario. A la gryffindor no le gustaba nada dejar sus decisiones al azar, por mínima que fuera; le gustaba sentirse dueña de su futuro, y siempre trataba de sopesar los pros y los contras de una decisión, aunque en otros casos simplemente hacía lo que más le apetecía, pero nunca dejaba nada al azar.

La expresión de la señorita Scathach Saravia cambió de repente, tornándose más seria; le preguntó por su curso, pero más que por sana curiosidad parecía que fuera como un interrogatorio de esos que salían en las series de policías muggles, esas que Katherina se dedicaba a ver en verano con su madre, pues entre las dos solían sacar el asesino antes de que lo descubrieran en la serie. -Sí, soy de séptimo. Pero que sepas que no contestaré más preguntas sin presencia de mi abogado. - dijo en broma. Katherina no solía ser así, ya que de buenas a primeras siempre se mostraba algo distante con la gente, pero esa chica le había caído bien, y le parecía curiosa. -¿Tú en que curso estás?